Cuando se pasea por Formentera, por la zona de La
Savina, a lo largo de Ses Salines, hasta Llevant y el mar, una impresión
especial se libera, descubriendo dos "universos" tan próximos, hechos
de la misma sustancia, y sin embargo tan diferentes. Tan poco evidente a
primera vista, esta oposición alcanza poco a poco el espíritu, inicia la
reflexión y acaba por sorprender.
Esta reflexión dio origen a la instalación " Entre
mar y salina " que escenifica esta idea, revelando ante todo la
oposición más notable entre estos dos sistemas: la del movimiento. El
movimiento del mar es simbolizado aquí por la forma dada a los soportes de las
imágenes, acompañados por la referencia a la playa de arena y a los cuerpos
sumergidos en el agua. Este movimiento ineluctable, infinito, hecho frente a la
calma total, frente a la ausencia -a priori- de movimiento en las salinas. El
agua alimenticia que penetra, que circula por los canales, y que luego
finalmente, se estanca, subraya en cierto modo el paso de un estado al otro: del
mar a las salinas, de la agitación a la quietud.
En “Entre mar y salina", el agua es
captada en los canales, como atrapada; el lazo se establece por la mirada del
espectador que participa, a pesar suyo en recomponer el sistema.
Asociada al movimiento, la banda sonora escenifica
la oposición de los entornos sonoros: aquí, el canto de las olas, el mar en
movimiento, y allí, la melodía del piano, una voz interior que evoca el
apaciguamiento, el "silencio" de las salinas.
Persiguiendo estas meditaciones poéticas, y en el
continuo de estas impresiones, "Light" vió la luz: así como
una ala ligera y luminosa cuyo reflejo capturamos. La suspensión es algo entre
el espacio - inmenso - y el suelo, encontrándose en la incertidumbre, pero a
pesar de todo relacionado, de una cierta manera, ya que suspendido, nos reenvía
a la fragilidad de la existencia, de una situación, de un contexto. Fragilidad
intrínseca: el hilo es como el cordón "íntimo" de un organismo, de un
ser, de un ecosistema, amenazando con ceder a cada instante y de modificar el
Todo. La presencia del espejo no existe sin recordar las imágenes creadas por
las superficies relucientes de las salinas, reflejando así los paisajes de los
alrededores, hasta el cielo, imprimiendo temporalmente el espacio próximo con
sus entrañas húmedas.
"Light" es una evocación de esos
lugares únicos, donde la paz y la armonía que reina allí nos devuelven, a su
contacto, a lo esencial, permitiendo al espíritu liberarse, divagar, y a la
mirada deambular a lo largo de los canales y paredes divisorias.
Esta
expresión a través de la luz evoca la conciencia de la ligereza de su
condición: felicidad frágil que pende sólo de un hilo.
Cambiemos de marco, e interesémosnos por otras dos
instalaciones presentadas también en esta exposición. La memoria y el
transcurrir del tiempo son temas centrales en la obra de Bruno Breitwieser.
Síntesis del trabajo también en el árbol, “La primera columna ".
El árbol es como un testigo del tiempo que pasa;
lleva las cicatrices y los rastros del transcurrir "temporal" en el
mismo seno de su carne. Esta vez, Bruno Breitwieser escogió asociarlo con un
elemento singular y próximo por la forma, la columna. La columna es un elemento
esencial de la arquitectura. Ella es soporte: simboliza la solidez de una construcción,
como una columna vertebral. Quebrantarla, es amenazar al edificio entero. La
columna es designada a veces como el "árbol de la vida": la base que
marca el enraizamiento, el fuste para el tronco, el capitel para el follaje.
La columna canaliza las temáticas de arraigo y de suspensión: el paralelismo se
establece así con el árbol. En esta instalación, lo que sorprende primeramente,
es la elección de presentar este elemento macizo, a priori insondable, en una
transparencia. Penetrando los secretos íntimos, nos zambullimos en lo más
profundo, en las "entrañas" de este acto arquitectónico. Así, las
imágenes iluminadas en el seno de la columna revelan su aspecto orgánico,
descubriendo la estructura interna del árbol: lo que no se puede ver a simple
vista.
A cada "etapa", un elemento, una capa es
representada. Anclada en el pasado vía el espejo, arraigada, por la base se
refleja la memoria de lo vivido. El fuste, al nivel del "tronco",
descubre la estructura íntima del cuerpo. En la cima, el "capitel"
está suspendido, como para recordar el aspecto, el carácter aéreo del follaje.
La proyección de esta imagen, de este escáner, como un holograma, representa la
imagen atemporal, un punto de fuga hacia un futuro que hay que inventar. Aquí,
el sonido nos cuchichea, como un monólogo interior, lo que constituye el
conjunto: lo reforma enumerando cada elemento constitutivo del ser, aquí el
árbol.
Por fin, el visitante es invitado a descubrir
" El beso ". Una instalación que lanza una invitación para
reencontrarse. En efecto, con la puesta en movimiento e iluminación, no es ni
siquiera cuestión del amor en sí, sino que mucho más profundamente y
sinceramente de la búsqueda del sí. Esta sugerencia plástica del beso puede
evocarnos el símbolo del amor compartido entre dos seres que intentan fundirse.
Pero también puede sumergirnos en otro interrogante: la boca, descubierta
sin interrupción y permanentemente revelada, está por lo tanto en el origen de
fantasmas y de deseos.